miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lo ví y puedo jurar que nunca me había sentido tan bien, tan viva, tan inesperadamente indiferente a su presencia. Sentí que tenía por fin el control sobre mí y el pasado, por primera vez, te volví a ver y no sentí nada. Absolutamente nada. De remera verde y con tus yeans gastados, te vi parado, aburrido, cansado y un año más viejo. Sonreí porque no entendia como me podías haber llegado a gustar, como es que me había dado el lujo de gustarme una persona tan fea por dentro y por fuera. Sonreí porque yo estaba disfrutando de la fiesta y vos estabas amargado en tu lecho de vida. Me sentí la reina del juego que me hiciste jugar, sentí que valió la pena pasar por todo ese dolor porque ahora, nadie va a volver a jugar conmigo como vos lo hiciste. Sonreí porque me viste y te quedaste mirando mientras que por mi lado, decidí darte la espalda, aprendí a hacerlo. Sonreí porque ya no me duele, ya no me dan ganas de llorar y verte con miles de chicas sanando tus penas no me produce nada más que asco y rechazo. Me pregunto como fue que pude quererte tanto, incluso querer darte mi vida (que aunque se que no vale mucho, es algo), te hubiera dado mi cuerpo si me lo hubieses pedido, mi amor incondicional, estaba dispuesta a que tus alegrías fueran las mías al igual que tus tristezas. Pero al final, cuando ganaste tu bendito juego, te fuiste y me dejaste pagando cara la cuota de supervivencia. Amarte de esa forma me valió caer en unas cuantas enfermedades. Me costaste la alegría de vivir. Me quitaste más de lo que me diste y es una realidad que ni yo puedo cambiar, que me costo aceptar y admitir, pero es y siempre fue así. Y todo ese amor que me quitaste, que te llevaste, se convirtio en odio, en dolor, en sufrimiento puro para mí. Entonces, ahora que no me toca, que nada tuyo me puede hacer mal, me siento importante e inimputable. Cuando la fiesta había terminado y de hecho, estaba yendome, te vi fumando, me recordé que un día me habías dicho que no ibas a fumar nunca en tanto y en cuanto estuvieses conmigo. Creo que fue con lo único que cumpliste, cumpliste con vos y conmigo en ese punto, y sí, es tan retorico como suena leerlo. Querias ser sano, querias estar bien vos, con vos mismo. No te importaba que pasaba conmigo en el camino, no importaba si caia, reia o lloraba por ello, vos seguias y si yo me quedaba atrás era un problema mío. Eso era para vos nuestra relación. Yo solo queria un poco de amor sano y me dejaste viviendo una historia insalubre en todos sus puntos de vista, digna de una telenovela. Me dejaste siendo la unica protagonista, la unica estúpida creyendo tus mentiras. Como la mejor, me dejaste viviendo una historia que nunca fue. Y ahora, pagás. Ya no más, ya no me importa, ya no me causas nada, no me haces mal ni bien, me das igual. De eso, de todo lo que vivimos, de todo lo que me quitaste, de vos y tu patética manera de ser y vivir, me río.

0 chimentos de amigos,:

Publicar un comentario